Activando caminos hacia un empaque plástico sostenible

El plástico se enfrenta a un mayor escrutinio tanto por parte de los consumidores como de los reguladores. Para ganar en embalaje, las empresas deben crear un ecosistema de plásticos sostenible, manteniendo al mismo tiempo una estrecha vigilancia sobre los costos.

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Artículo de strategy&, parte de la red Pwc

Alastair Scott, Harald Dutzler, Stuti Sethi, and Tom Wright,

Las marcas siguen confiando en el plástico para una variedad de aplicaciones de embalaje, incluidas botellas, bandejas de comida preparada o películas para frutas y verduras, debido a las incomparables propiedades funcionales y rentabilidad del material. Sin embargo, el sentimiento del consumidor es generalmente negativo hacia los envases de plástico: en una encuesta reciente, el 82 % de las personas prefiere que los productos utilicen la menor cantidad de envases de plástico posible, mientras que tres cuartas partes respaldan la prohibición de los plásticos de un solo uso [1].

Es evidente que la presión está aumentando y las empresas de alimentos y bebidas se enfrentan a una alteración significativa del “status quo” de sus envases de plástico. En este artículo, nuestro objetivo es destacar una selección de palancas que las empresas de alimentación y bebidas pueden utilizar para optimizar sus envases de plástico para el futuro.

El impulso hacia la desmaterialización

Un principio clave del impulso para optimizar los envases de plástico han sido los esfuerzos por reducir el desperdicio de plástico o desmaterializarlo: las empresas de alimentos y bebidas deberían explorar una combinación de los dos enfoques siguientes: aligeramiento y materialidad.

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Aligeramiento

Durante las últimas tres décadas, las prácticas de aligeramiento han permitido ahorrar costos de materiales, con beneficios claramente definidos desde la perspectiva de minimizar los costos de materiales, producción y transporte. Incluso unos pocos gramos de una botella o contenedor de plástico promedio pueden reducir significativamente el nivel de aporte de resina virgen requerido a partir de materias primas fósiles, lo que a su vez reduce las emisiones del sistema. Por ejemplo, nuestra evaluación comparativa indica que el peso promedio de una típica botella de PET de un solo uso de refresco carbonatado de 500 ml en Europa cayó un 33 % entre 2008 y 2023.

Sin embargo, la reducción del peso tiene ventajas y desventajas que es necesario equilibrar con precisión. Aligerar el peso puede reducir el valor del embalaje después de su uso, lo que a su vez puede desincentivar el reciclaje. El embalaje más ligero también puede provocar problemas de fugas de compuestos. Del mismo modo, la tendencia emergente de envases de múltiples materiales, para contrarrestar la desaceleración de la eficiencia en formatos de un solo material, genera complejidades. Las dificultades de identificación en las instalaciones de clasificación de residuos y la incompatibilidad con la infraestructura de reciclaje actual obstaculizan directamente la circularidad. Por lo tanto, navegar por la reducción de peso requiere que las marcas de alimentos y bebidas encuentren un equilibrio entre el ahorro de costos y emisiones, sin erosionar inadvertidamente el potencial de una recuperación efectiva posterior al uso.

Cambiar a materiales de embalaje alternativos

Las empresas de alimentación y bebidas también deberían explorar la posibilidad de cambiar los plásticos de origen fósil a sustitutos como los plásticos de origen biológico. Obtener materiales plásticos de fuentes renovables como la biomasa es atractivo, ya que desacopla la producción de plástico de las materias primas fósiles finitas y reduce las emisiones (entre un 20 % y un 30 %, según algunas estimaciones [2]. Los bioplásticos son sustitutos directos, ya que tienen exactamente las mismas propiedades químicas y físicas y, por lo tanto, no alteran radicalmente la cadena de valor existente.

Sin embargo, los bioplásticos se enfrentan al desafío de su perfil de costos actual, lo que dificulta su adopción generalizada. Los plásticos de origen biológico tienden a ser entre un 20 y un 50 % más caros que sus homólogos vírgenes [3]. Otro obstáculo surge de la percepción de los consumidores: la imagen de que los residuos plásticos, incluso cuando se producen a partir de plantas, tienen el potencial de causar un daño significativo a la naturaleza. Si bien los bioplásticos reducen las emisiones durante la producción, no abordan el problema de los residuos plásticos posteriores a su uso.

Cualquier sustitución debe evaluarse caso por caso, considerando las emisiones del ciclo de vida. Por ejemplo, en aplicaciones de bebidas, el PET reciclado mecánicamente puede generar menores emisiones de carbono en comparación con el vidrio y el aluminio reciclados en algunas circunstancias. En consecuencia, la adopción de materiales sustitutos debe limitarse a aplicaciones específicas donde los beneficios de sostenibilidad superen tangiblemente cualquier inconveniente.

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Diseño estandarizado para la reciclabilidad

El diseño de envases de plástico es el motor más importante de la reciclabilidad. Sin embargo, si busca en su supermercado local, encontrará rápidamente una gran variedad de formatos y materiales de plástico. Esta fragmentación presenta un desafío importante, ya que impide directamente las economías de escala en la recolección, clasificación y reprocesamiento. Por ejemplo:

1. Las inconsistencias en el formato/material del empaque pueden causar problemas de identificación.
2. Los elementos del embalaje, como adhesivos y tintas, pueden ser incompatibles con la tecnología de limpieza típica.
3. Los formatos de múltiples materiales pueden ser difíciles de separar
4. Los volúmenes bajos de un material determinado reducen la viabilidad económica de invertir en la capacidad requerida

Una posible solución para las empresas de alimentos y bebidas son las directrices acordadas para el diseño y los materiales de los envases de plástico. Un ejemplo ilustrativo de los esfuerzos de estandarización se puede encontrar en la Plataforma Europea de Botellas de PET, que proporciona estándares actualizados para el diseño de botellas de PET, integrando los últimos hallazgos de investigación y avances tecnológicos.

Una iniciativa similar liderada por la industria para todos los envases de plástico permitiría economías de escala en los procesos posteriores al uso y una mayor certeza en toda la cadena de valor del reciclaje sobre en qué infraestructura invertir, mejorando así los resultados de sostenibilidad.

Crear asociaciones para ofrecer reprocesamiento a escala

Incluso con un diseño mejorado, la circularidad no mejorará si la capacidad de reciclaje y reprocesamiento de plásticos no van de la mano. Los altos costos de CAPEX y el acceso inseguro a las materias primas actúan como barreras importantes de entrada para nuevos actores. Por tanto, las empresas de gestión integrada de residuos dominan el espacio, debido a su fácil acceso al suministro. Las principales barreras para ampliar la capacidad son:

1. Volatilidad de las materias primas (insumos) y de los precios de compra (lo que dificulta una inversión de tipo infraestructura).
2. Dificultad para conseguir materia prima de alta calidad (no sólo mejorando la recolección, sino también limitando las exportaciones y reciclando la materia prima).
3. La incertidumbre política conduce a la incertidumbre sobre el volumen (un sistema de devolución de depósitos podría aumentar considerablemente los volúmenes, pero su implementación se ha quedado atrás en varios países europeos).

Es fundamental encontrar un punto medio para el valor de las materias primas. El bajo valor de las botellas desincentiva la recolección y el reciclaje, mientras que los precios demasiado altos crean un amplio margen entre los plásticos vírgenes y los plásticos reciclados, lo que hace que las empresas de alimentos y bebidas no puedan pagar el contenido reciclado. Para complicar aún más las cosas, la demanda de plásticos no aptos para alimentos, por ejemplo, de la industria textil, a menudo canibaliza la demanda de reprocesamiento apto para alimentos. Es necesario lograr un equilibrio para garantizar el crecimiento sostenido y el éxito de las instalaciones de reprocesamiento mecánico de plásticos de calidad alimentaria.

Abogamos por un esfuerzo de colaboración entre las empresas de alimentos y bebidas y la industria del reprocesamiento mecánico para fortalecer la cadena de valor del reciclaje y fomentar inversiones sustanciales durante la próxima década. Las marcas de alimentos y bebidas pueden indicar una demanda fuerte y creciente de plásticos de calidad alimentaria estableciendo acuerdos de compra a largo plazo. Dichos acuerdos permiten garantizar flujos de efectivo para los reprocesadores, eliminando riesgos de la inversión y reduciendo el costo de capital. Algunas marcas de alimentos y bebidas incluso han dado un paso más al invertir directamente en el desarrollo de instalaciones de reprocesamiento, garantizando un acceso garantizado al suministro de plásticos reciclados. Proporcionar una mayor certeza en la demanda será una palanca clave para que las marcas de alimentos y bebidas amplíen su capacidad.

Fuentes:

[1] Ipsos (2022) https://www.ipsos.com/sites/default/files/ct/news/documents/2022-02/Attitudes-towards-single-use-plastics-Feb-2022.pdf

[2] Carlos Garcia-Velasquez and Yvonne van der Meer (2022): “Can we improve the environmental benefits of biobased PET production through local biomass value chains? – A life cycle assessment perspective”

[3] Renee Cho (2017): The truth about bioplastics