Retos y oportunidades de la plasticultura en América Latina

Con los avances en aditivos, resinas y tecnologías de procesamiento, los plásticos tienen cada vez más qué ofrecerle al agro. Así mismo, macro tendencias como la globalización y los tratados de libre comercio impulsan a los agricultores a buscar en los plásticos aliados para competir e incrementar la productividad. En América Latina, donde las economías nacionales se basan en gran medida en la producción y exportación agrícola, los beneficios de productividad y protección asociados con el uso de plásticos en la agricultura tienen un impacto directo en el desarrollo industrial y social de la región.

Pese a que el uso de invernaderos de plástico se inició en la década de los años sesenta, existe aún un enorme potencial de crecimiento. Estudios realizados en Brasil al principio de la década estimaban que el mercado de plásticos en la agricultura estaba siendo explotado apenas en una décima parte. En la actualidad, en la mayoría de los países de la región, los plásticos para agricultura representan 3% del total de consumo nacional de resina, pero constituyen una de las aplicaciones más dinámicas, y en algunos casos se registran aumentos hasta de 30% anual. Existe un enorme potencial en aplicaciones que convencionalmente no han hecho uso del cultivo protegido. A esto se suma el elevado nivel de proveedores y transformadores de película, que han alcanzado un estándar de clase mundial en su capacidad de desarrollo y suministro. El futuro es promisorio, pero el éxito depende en gran medida de la concienciación de los usuarios finales sobre los beneficios tecnológicos del plástico.

Dimensión del mercado
En América Latina, las principales aplicaciones de plásticos en la agricultura son invernaderos, acolchados, películas para almacenamiento, solarización y protección de suelos. A ellas se suman geomembranas, bolsas para protección de frutos y sistemas de riego. La importancia relativa de cada sector varía de país a país, dependiendo de las condiciones geográficas y de las características de exportación.

De acuerdo con Armando Morales, miembro de la división de plásticos en la agricultura de Anipac (Asociación Nacional de Industriales del Plástico en México) y subgerente de ventas de la división de aditivos plasticultura de Ciba, en México el renglón de mayor relevancia es el de acolchados, que consume cerca de 48.000 toneladas anuales y tiene ciclos de renovación de 9 a 12 meses. Después vienen las películas de invernaderos, que cubren cerca de 8.000 hectáreas y tienen una duración promedio de 2 años.

Por su parte, el Comité Brasileño para el Desarrollo y Aplicación de Plásticos en la Agricultura (Cobapla) reveló que actualmente en Brasil cerca de 3.000 hectáreas de flores se encuentran en invernaderos y que esta cifra aumenta a tasas del 5%. Los acolchados son empleados en el recubrimiento de aproximadamente 8.000 hectáreas y su uso también crece de forma dinámica. "Potencialmente, el área más promisoria a medio y largo plazo es la del cultivo de hortalizas. De las casi 600.000 hectáreas cultivadas, no más del 5% del área emplea plástico hoy en día", comenta Antonio Bliska, presidente de la organización.

Mauricio Raúl Scatamacchia, presidente del Comité Argentino de Plásticos para la Producción Agropecuaria (CAPPA), comentó que el área cubierta por invernaderos en Argentina está cerca de las 3.400 hectáreas, principalmente destinadas al cultivo de hortalizas. Cifras oficiales afirman que cerca de 20% de los cultivos de hortalizas están en ambiente protegido y que los acolchados cubren cerca de 4.500 hectáreas. Scatamacchia destaca también el importante crecimiento que han tenido las geomembranas para conducción e impermeabilización de agua, que cubrirían cerca de 5.700.000 de metros cuadrados.

En Colombia, la principal aplicación de la plasticultura está en los invernaderos para flores, con 7.000 hectáreas. De acuerdo con el Dr. John Fabio Acuña, presidente del Comité Colombiano de Plásticos Aplicados en la Agricultura (Agriplast), "teniendo en cuenta que 1 hectárea de invernadero equivale aproximadamente a 2 toneladas de película, y que cada año se renueva la mitad, se calcula que el mercado anual es cercano a 7.000 toneladas por año". En Venezuela, por su parte, es destacable la presencia de los plásticos en los sistemas de riego, donde cerca de 25.000 hectáreas se encuentran irrigadas. Las películas para acolchados, cubiertas y protectores se fabrican de telas tejidas y no tejidas de PP. "Los invernaderos se han desarrollado en las zonas altas del país, sobre los 1.000 m.s.n.m, pero el gran reto es llevar esta tecnología a las zonas calientes, donde se encuentra 70% de la superficie agrícola del país", afirma Hello Castellón, presidente del Comité Venezolano de Plásticos en la Agricultura (Covepla). El consumo de resinas plásticas para agro plásticos se encuentra por encima de las 15.000 toneladas por año, con un crecimiento anual de 5%.

Destacables son también las aplicaciones de invernaderos en América Central, particularmente en el cultivo de melón, donde la mayor parte de la producción se dedica a la exportación hacia Estados Unidos.

Proveedores: clase mundial con servicio local
En su gran mayoría, el desarrollo de soluciones para la región ha estado guiado por el trabajo en conjunto de proveedores de resinas, aditivos y maquinaria con los fabricantes de película agrícola. Si bien en otros sectores de consumo de plásticos América Latina puede basarse en soluciones exitosas probadas en otras regiones del globo, en la agricultura los avances deben partir de soluciones tecnológicas locales, que se adapten a las condiciones únicas de humedad, temperatura y radiación solar. La academia y los proveedores de tecnología tienen un reto de trabajo con los agricultores, para asegurar una transferencia de tecnología eficiente, que haga justicia al enorme potencial productivo de la región.

Hay una marcada tendencia hacia el incremento en durabilidad y desempeño de las películas, y hacia la reducción de calibre. De acuerdo con Eduardo Morales, los agricultores hoy por hoy están migrando al uso de tecnologías de nuevos UV. Los principales productos de Ciba en este renglón son los estabilizadores UV, comercializados bajo el nombre Tinuvin 494, que incrementan la cantidad de luz difusa presente en el cultivo. "Tradicionalmente el agricultor en Latinoamérica ha visto el invernadero como una simple protección al cultivo. Ahora se está convirtiendo en una herramienta de productividad, que aumenta la cantidad y calidad de los productos cultivados", afirma Morales. Destaca también que la implementación de agentes foto-selectivos, como la línea Smartlight, producida por la empresa, ha ganado alta aceptación en el campo de la floricultura, para lograr mayores rendimientos y flores más robustas en ciclos más cortos.

De acuerdo con Patricia Ruiz, directora del departamento de desarrollo de aplicaciones y ventas de la división de polímeros de Cytec, la estabilización de películas se hace en función de la aplicación, región, e incluso de las prácticas propias de cada país. "Así mismo, es necesario considerar el tipo de cosecha durante la selección del sistema de estabilización", afirma. "Hoy en día hay un uso creciente de películas desarrolladas con ingeniería, incluyendo propiedades funcionales especiales o adicionales que pueden afectar la cosecha incrementando la productividad o afectando los colores de los pétalos, por ejemplo".

Entre la oferta de soluciones de estabilización ofrecidas por Cytec se encuentran los estabilizadores basados en Aminas impedidas de segunda y tercera generación, identificados bajo los nombres Cyasorb UV-3346 y UV-3529, los absorbedores UV tradicionales y de alto desempeño Cyasorb UV-531, UV-2337 y UV-1164 y los antioxidantes especiales Cyanox 2777 y XS-4. Recientemente la empresa lanzó el estabilizante de luz Cyasorb UV-6408 para películas de acolchado, destinado a satisfacer los demandantes requerimientos de estabilización de luz, en películas delgadas que se exponen a severas condiciones ambientales y a la presencia de químicos agrícolas.

"Las películas para aplicaciones agrícolas siguen presentando desafíos especiales debido a las prácticas de reducción de calibre y al uso creciente de químicos agrícolas agresivos", afirma Rodríguez. "Un sistema efectivo de estabilización de luz debería ofrecer máxima transmisión de luz visible, una vida de servicio casi permanente, efecto de bloqueo UV para ciertas cosechas y una resistencia química máxima. Y por supuesto, el costo desempeño debe ser muy atractivo para los usuarios finales", destaca.

Soluciones a la medida
El crecimiento de la plasticultura ha estado guiado por soluciones creadas para cada región. Por ejemplo, en Argentina, frente a la crisis de 1998/1999 en la que la incertidumbre económica requirió el almacenamiento "in situ" de cosechas con inversiones bajas, las instalaciones de silos tradicionales se reemplazaron por silos de empaque flexible. Estas bolsas son fabricadas en películas coextruidas blancas y negras, con espesores entre los 180 y los 250 micrones, en diámetros de 5 a 10 pies y largos de hasta 80 metros, y permiten almacenar granos o forraje hasta 18 meses a la intemperie. Desde su inicio las "silo-bolsas" han crecido con tasas que alcanzaron el 30% anual.

En México se observa un incremento en el área de manejo de aguas, y el campo de geomembranas está ganando alta relevancia. De otro lado, el empaque individual de frutos y hortalizas que antes se vendían a granel está volviéndose cada vez más importante, y se observa un incremento en la tecnología de empaques con agentes UV, agentes antigoteo y agentes antibacteriales para el empaque de productos agrícolas.

En Brasil, el desarrollo y comercialización de productos rotomoldeados para aplicaciones agrícolas está creciendo en protagonismo, y hay productos únicos que están marcando la pauta en soluciones logísticas y de almacenaje. Los productos rotomoldeados para productos como carretillas y contenedores están reemplazando al metal, la madera y a productos plásticos producidos por otros medios de transformación.

Una interesante tendencia es el uso de aditivos que ayuden a la degradación del plástico agrícola, ya que en esta forma se ahorran costos de recogida y se disminuye el impacto ambiental. El aditivo Envirocare, de Ciba, está ganando aceptación para películas de cubiertas de suelos y cubiertas de banano. De acuerdo con Morales, los productos formulados con Envirocare se formulan siguiendo los requerimientos del agricultor, para tener una degradación en tiempo controlado.

Desafíos para el crecimiento
Para Blaski, en la industria brasileña y latinoamericana el mayor desafío es transferir correctamente las tecnologías de uso del plástico al productor rural. A su modo de ver, hay un volumen razonable de investigaciones que generan importantes resultados, pero que no están llegando al productor rural de manera adecuada.

Aún así, diferentes expertos coinciden en destacar la calidad de la tecnología y avances locales. "La industria brasileña tiene plena capacidad de atender la demanda local desde el punto de vista técnico y comercial. La presencia de fabricantes locales de materias primas, empresas con laboratorios bien equipados para control de calidad y el esfuerzo de normalización promovido recientemente por Cobapla, el Comité Brasileño de Desarrollo y Aplicación de plásticos en la agricultura, ha traido avances importantes", afirma Blaski. En cuanto a normalización, el líder sectorial destaca los avances en proyectos por normalizar los acolchados, las telas y las estructuras de cultivos.

El Dr. Acuña declara así mismo que los principales desafíos están relacionados con las facilidades de divulgación, y subraya la capacidad de desarrollo tecnológico regional. "Considero que tanto Colombia como América Latina cuentan con empresas de gran prestigio, con carácter innovador y tecnologías apropiadas para crear materiales de última generación, con la ventaja de ser diseñados específicamente para las condiciones de zona tórrida o clima intertropical a la que son expuestos. Por esta razón veo que los principales desafíos se encuentran en la divulgación enfocada hacia el adecuado uso de los plásticos en agricultura, el conocimiento de los diferentes tipos de plástico y la generación de una conciencia del reciclaje".

En cuanto a las principales oportunidades de desarrollo, de acuerdo con Acuña, a corto plazo la horticultura puede ser el sector de mayor crecimiento: "Cultivos como la papa pueden verse beneficiados con producciones mayores y con calidades de exportación, y tienen agremiaciones que pueden ayudar a difundir el uso de estos materiales". En su concepto la aplicación de plásticos puede propagarse aún más hacia cultivos de frutales como la uchuva, el banano y el melón. "De igual forma, su uso en plantas aromáticas muestra una tendencia al alza, por lo que vale la pena tener en cuenta este renglón".

 Artículo basado en una investigación realizada para Plastics Engineering, revista de la Sociedad de Ingenieros Plásticos, SPE.