Reciclaje de RAEE: un caso de éxito en Colombia

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A través de un proyecto ha sido posible valorizar los residuos plásticos de aparatos eléctricos y electrónicos, capacitando a la cadena de valor y desarrollando herramientas prácticas de caracterización, que incluyen una aplicación móvil.

(Imagen de portada por dzejdi)

Los aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) comprenden altos flujos de materiales que están en constante aumento. Impresoras, neveras, computadores, teclados, datáfonos, entre otros, se encuentran en esta categoría. Los hábitos de consumo y las necesidades de la humanidad implican una producción alta de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), y pueden ir en contravía del desarrollo sostenible y la salud humana si no se gestionan adecuadamente.

El monitoreo mundial de los residuos electrónicos (GEM 2020) informó que, en 2019, se generó una cifra récord de 53,7 millones de toneladas métricas de residuos electrónicos, un incremento del 21% desde 2014.

Los AEE son fabricados con metales ferrosos y no ferrosos, plásticos, vidrio, madera, tarjetas de circuito impreso, cerámica, caucho, entre otros materiales. Si bien algunos de estos materiales pueden ser reciclados y reincorporados en la cadena productiva, también contienen sustancias peligrosas, que requieren un manejo ambientalmente adecuado para evitar efectos adversos sobre la salud humana y el ambiente, como el plomo, mercurio, berilio, arsénico, cadmio, selenio, cromo hexavalente, compuestos orgánicos persistentes, entre otros. 

Gran parte del reto está en que la gestión de RAEE es relativamente reciente en muchas regiones del mundo y cada tipo de material que los compone, implica desafíos diferentes para su recuperación. Los RAEE contienen materiales plásticos como ABS (Acrilinitrilo Estireno Butadieno), PP (Polipropileno), PE (Polietileno), PS (Poliestireno), PVC (PoliVinilCloruro), PMMA (Polimetil Metacrilato), PC (Policarbonato), ABS-PC, POM (Polioximetileno), entre otros. A diferencia del PET y las poliolefinas, que han sido altamente estudiados en otras corrientes de reciclaje, materiales como PC, PS y el ABS, carecen de estudios detallados sobre sus métodos de recuperación desde los RAEE.

Lo internacional y lo local

Para poder gestionar los RAEE de manera adecuada, cada país construye su política pública, basándose en algunos tratados internacionales y convenios multilaterales, que dan lineamientos. Algunos de ellos son el Protocolo de Montreal, el Convenio de Basilea y el de Estocolmo, y el Convenio de Minamata.

Se conoce que los RAEE pueden contener contaminantes orgánicos persistentes (COP) y otras sustancias halogenadas usadas como retardantes de llama. Aunque son utilizados ya hace décadas, apenas hace poco estamos entendiendo su potencial de contaminación, por lo que muchos países han decidido prohibir su producción y uso. 

Como parte de la estrategia global de apoyo a la gestión de materiales con COP, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, apoyado por el Fondo Mundial del Medio Ambiente, está implementando en Colombia el proyecto llamado “Reducción de las liberaciones de los COP no intencionales y mercurio, provenientes de la gestión de residuos hospitalarios, RAEE, procesamiento de chatarra metálica y quemas de biomasa”.

Para poder desarrollar este tipo de proyectos y que realmente sean efectivos, es necesario entender el flujo de materiales en el país y el comportamiento de cada tipo de material en la cadena de reciclaje. Por ejemplo, el procesamiento y recuperación de metales en general, tiene un sistema más desarrollado de recuperación y un mercado mucho más claro para los residuos que otros materiales como plásticos, espumas y termoestables. Los metales como el cobre, aluminio, oro, estaño, paladio, plata, entre otros, cuentan con circuitos de reciclaje de años atrás que los hacen más robustos que el de los polímeros.

En la recuperación de neveras, refrigeradores y otros AEE, se obtiene un porcentaje alto de polímeros, por lo que la gestión de estos representa una oportunidad económica para muchas empresas que actualmente tienen un flujo constante de AEE de los que recuperan metales. Sin embargo, por el desconocimiento del sector sobre la recuperación, comportamiento y manejo de plásticos, estos terminan siendo un desperdicio de su proceso, y se venden por un valor inferior al que podrían tener si se entregan en mejores condiciones, o terminan en el relleno sanitario. 

Piloto en Colombia

Con el objetivo principal de reducir esas brechas tecnológicas y de conocimiento en el manejo, identificación y separación de los residuos plásticos de fuente RAEE en Colombia, en 2018 el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS) y el ICIPC, Instituto de Capacitación e Investigación del Plástico y el Caucho, comenzaron la ejecución de un acuerdo de colaboración que permitiera identificar los retos que supone la valorización del plástico y lograra cerrar el ciclo de los materiales. 

El MADS estimó inicialmente que alrededor de un 20% de los plásticos provenientes de este flujo son plásticos con retardantes de llama bromados para los cuales no se cuenta con la capacidad de manejo, tratamiento y disposición adecuada en el país, problema similar al de varios países en América Latina. 

En los diagnósticos se constató que en la fabricación de AEE y vehículos se utilizan varios tipos de polímeros como el ABS, PP, PS, PVC, PMMA, PC, PU, ABS-PC, POM, entre otros, que tienen propiedades adecuadas para su reciclaje.

Para que todos estos materiales se pudieran utilizar, fue prioritario que los gestores, acostumbrados a trabajar sólo con metales, entendieran que los polímeros tienen comportamientos muy diferentes. Por ello se desarrollaron competencias en diferentes eslabones de la cadena, a través de diferentes charlas técnicas a nivel nacional.

Durante la interacción con los gestores en las charlas, se identificaron puntos estratégicos y se implementan acciones como técnicas de separación efectivas por tipo de materiales. También se desarrollaron métodos para la identificación de presencia de COP y la caracterización de propiedades de los materiales, para ofrecerlos a las empresas procesadoras. 

Identificación práctica

Comúnmente las plantas de reciclaje no cuentan con equipos especializados de laboratorio, y soportan sus métodos de separación en los conocimientos empíricos de los operarios. Por lo anterior, fue necesario implementar métodos de separación que no implicaran inversiones altas y fuesen costo-efectivos para los gestores.

Con una combinación de pruebas sencillas de olor, color de llama, densidad, pH, ataque de agentes químicos como limoneno y acetona, rayado superficial, entre otras, se diseñó una matriz de selección para identificar los polímeros.

Con esa información se desarrolló una aplicación móvil llamada Polyguess, que se encuentra disponible para Android y iOS, y que los gestores utilizan, cuando desconocen qué tipo de materiales plásticos contiene un RAEE. La aplicación permitió, a través de preguntas simples sobre las pruebas realizadas, encontrar con un porcentaje de acierto, qué material se está identificando.

Dando valor a los RAEE

Los materiales plásticos en un principio eran un residuo no aprovechable, por lo que los gestores vendían materiales en volúmenes de menos a 500 kg a cualquier empresa que les pagara de manera inmediata. Sin embargo, las empresas procesadoras trabajan con contratos a largo plazo, altos volúmenes disponibles en el tiempo y que mantengan la misma calidad. En cuanto los gestores comprendieron esta dinámica de mercado, lograron comenzar negociaciones en volúmenes mucho más altos y establecieron alianzas a largo plazo.

Para que estas alianzas se mantuvieran, y las resinas fueran usadas en productos de mayor valor agregado, fue necesario instruir a los gestores en la importancia de las propiedades y el procesamiento de los materiales. Se construyeron fichas técnicas con propiedades mecánicas, propiedades térmicas, densidad, contenido de cenizas, y pruebas específicas dependiendo de las regulaciones del sector en el que se iban a utilizar los residuos.

Las fichas técnicas permitieron a los procesadores el uso de los materiales en canecas, juguetería, electrodomésticos, línea hogar y piezas automotrices. En conjunto, la ficha técnica, la disponibilidad del residuo y los precios que actualmente pueden ofrecer los gestores, que están entre un 30% y un 50% por debajo de las resinas vírgenes, constituyen una oferta de valor atractiva para cualquier procesador.

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