¿Por qué la economía circular no es suficiente para reducir el impacto ambiental de los plásticos?

Pese a los esfuerzos de la economía circular en la industria plástica, la realidad es que sus estrategias no son suficientes para alcanzar la neutralidad de carbono. Aquí le contamos sobre la raíz del problema de la producción de plásticos.

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A pesar de la creciente conciencia pública sobre la contaminación plástica, el enfoque ha sido casi exclusivamente en los residuos físicos. Sin embargo, los plásticos también son responsables del 3,4 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), produciendo 1,8 mil millones de toneladas en 2019.

La OCDE pronostica que estas cifras se duplicarán a 4,3 mil millones de toneladas para 2060, fenómeno que, hasta el  momento, ha sido contrarrestado con las estrategias de economía circular (enfocadas en reutilizar, reducir y reciclar), siendo estas el método más rápido y eficaz para reducir los GEI.

Según un informe de Systemiq para Plastics Europe, estas estrategias tienen el potencial de reducir los niveles en un 33 % para 2030 en comparación con 2020. Sin embargo, incluso si se implementan con éxito, la realidad es que no permitirán que el sector del plástico alcance los objetivos de cero emisiones.

Un problema de raíz: la producción de plástico

El 90 % de la huella de carbono del plástico se debe a su producción, que depende de los combustibles fósiles, y ¿cómo funciona este proceso?

En términos generales, la producción de plástico se lleva a cabo utilizando sustancias derivadas de combustibles fósiles como nafta, etano, propano o butano. Estos materiales se procesan en una máquina especial conocida como cracker, que descompone las sustancias en componentes clave como etileno, propileno, butadina y bencina. Estos componentes luego se transforman en polímeros mediante otros procesos.

No obstante, la complejidad de los crackers es alta y más si operan con altas energías, temperaturas y presión, así lo destaca Rob Ingram, miembro de la junta directiva de Plastics Europe y CEO de INEOS Olefins and Polymers Europe.

Es por esto que el informe destaca la imperante necesidad de actualizar los métodos de fabricación actuales o reemplazarlos con tecnologías más respetuosas con el medio ambiente que utilicen hidrógeno, electricidad y alternativas obtenidas de la captura de CO2. Implementar estas tecnologías requiere una gran innovación, políticas decididas, cooperación entre diferentes industrias e inversiones importantes. Sin embargo, si se aplican de manera conjunta, podrían transformar la industria del plástico en una fuente que absorbe carbono en lugar de emitirlo.

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Entonces, ¿cuál es el camino a seguir? RMI, por ejemplo, está trabajando con empresas en toda la cadena de valor del plástico para desarrollar una guía de contabilidad de carbono a nivel de producto, permitiendo a los productores demostrar reducciones de emisiones verificadas.

Es así como la economía circular es una solución parcial, pero no suficiente. La industria del plástico debe enfrentar el desafío de la neutralidad de carbono con una combinación de innovación, colaboración e inversión. Así mismo, la conciencia pública debe expandirse más allá de la contaminación física para incluir el impacto ambiental total del plástico.

En la búsqueda de soluciones que realmente tengan un impacto en el ambiente, Meghan Peltier del programa de inteligencia climática de RMI, asegura que “el enfoque debe estar en las emisiones totales del ciclo de vida”.

La lucha contra el impacto ambiental del plástico es un desafío multifacético que requiere una respuesta integral y, hasta el momento, la economía circular es solo un paso en un camino más largo hacia la sostenibilidad. La incógnita radica, entonces, en cuáles deberían ser las nuevas apuestas para realmente llegar a una emisión cero neto.