El instituto noruego de investigación SINTEF está utilizando la nanotecnología para crear pequeñas partículas en las películas y mejorar la conducción de ciertos gases a través de la película plástica, con el fin de bombear hacia el exterior el aire contaminado de gases como el dióxido carbónico.
Este mismo concepto se puede utilizar para impedir la entrada de gases nocivos que acorten la vida de los alimentos en las estanterías. La película puede ofrecer una barrera de protección y evitar que gases tales como el oxígeno y el etileno deterioren la calidad de las frutas frescas.
El Doctor Keith Redford, director de investigación de polímeros y productos compuestos de SINTEF, explica que la principal ventaja de utilizar nanomateriales en el empaque de alimentos es que la película continúa siendo transparente, siempre que el tamaño de los materiales se mantenga inferior a un micrómetro.
La transparencia de la película puede ser un factor importante en la presentación y comerciabilidad de ciertos productos alimentarios. Esto difiere en el caso de películas de múltiples capas o que incluyan absorbedores de oxígeno que, en el mejor de los casos, presentan un aspecto opaco.
Redford sostiene que el empaque de alimentos se utilizaría junto con otro componente activo tal como un absorbedor de gases, un empaque de atmósfera modificada o un recubrimiento con óxido de silicio. Es posible que la primera aplicación de la tecnología en los empaques se realice en productos electrónicos y farmacéuticos. Éstos son artículos en los cuales los gastos extra se pueden trasladar al usuario final.
'La nanotecnología en los empaques quizá constituya un formidable adelanto cuando se haga indispensable proteger los artículos de alto valor'.
Redford cree improbable que se lleguen a ver nanomateriales en los empaques de productos para el consumidor antes de cinco años. No se sabe aún cuál será el costo de la película, pero cuando se fabrique en grandes cantidades, el precio sería comparable al de las películas multicapas de barrera que requieren altos niveles de procesamiento.
La ley de limpieza del aire, que empezó a regir en 2003, recibirá financiación del Consejo Noruego de Investigación hasta el 2006. El grupo todavía no ha empezado a desarrollar un prototipo del producto, dado que está buscando conseguir, a marchas forzadas, los materiales adecuados para el proyecto.
Por el momento el SINTEF no tiene ningún plan de emplear esta tecnología para el empaque de alimentos. El Instituto Noruego de Tecnología (NTNU Tronhein) y la Universidad Estatal de Carolina del Norte se han asociado para llevar adelante este proyecto.