México reactiva la industria del guayule

En México, el auge de la industria del caucho natural obtenido del guayule ocurrió a principios del siglo XX, cuando un amplio grupo de empresas extranjeras y nacionales se disputaban el mercado de un producto con alta demanda; hoy, la microempresa Guayulera San Salvador y Plantas del Desierto (GUAYSS) busca reactivar la producción de guayule en el paí­s.

Los pronósticos indican que la demanda del caucho natural crecerá a una tasa anual de 4,06% hacia 2020, de acuerdo con el informe Global Natural Rubber Market. En la actualidad, prácticamente la totalidad de esta materia prima se extrae de la planta Hevea brasiliensis, sin embargo, esta no cuenta con las ventajas del guayule.

Una de las industrias que más se ha enfocado en la investigación sobre el guayule es la llantera, ya que en 2016 de la producción total de caucho natural obtenido de Hevea, que alcanzó 12,4 millones de toneladas, el 70% fue utilizado para neumáticos, según un artí­culo publicado por la Harvard Business School, donde además se asegura que la fabricación de llantas podrí­a requerir 8,5 millones de hectáreas adicionales de Hevea para 2024.

La producción de caucho natural depende hoy del cultivo de Hevea con más de 10 millones de hectáreas en 40 paí­ses; actualmente, Tailandia, Indonesia y Malasia son los principales productores de esta materia prima en el mundo, sin embargo, factores relacionados con el clima y ciertas enfermedades propias de la planta podrí­an poner en riesgo su producción, de ahí­ que el guayule se haya convertido en una alternativa muy promisoria.

Compañí­as como Cooper Tire & Rubber Company, Bridgestone y Nokian Tires están fomentando el cultivo e investigación sobre el guayule, esa planta perenne originaria de México y el sur de Estados Unidos, que tuvo su auge entre 1903 y 1921 en territorio mexicano, y que ha demostrado tener resistencia a altas temperaturas y alta eficiencia en tierras consideradas de 'bajo rendimiento'.

Así­ mismo, es una planta que soporta temperaturas extremas y no requiere demasiada agua, ya que crece en zonas semiáridas y se adapta a un rango de lluvias que va de los 50 a los 400 milí­metros anuales. El guayule produce resinas de terpreno, que es un pesticida natural, de modo que es resistente a muchas plagas y enfermedades, y se estima que de un acre (4,047 m²) de guayule se puede extraer una tonelada de látex.

Las propiedades del guayule van más allá, pues el látex que se obtiene de este tiene una caracterí­stica que es fundamental para la industria médica al ser el único látex natural hipoalergénico. En Estados Unidos, la empresa Yulex Corporation, con una plantación en Arizona, comercializa este látex hipoalergénico para productos médicos e industriales, según informa en su página web.

En México, el Centro de Investigación en Quí­mica Aplicada (CIQA) realiza investigación sobre esta planta, liderada por el investigador Oussama Mounzer, del Departamento de Plásticos en la Agricultura, quien destaca que el hule extraí­do del guayule al no causar alergias se puede usar para producir guantes, jeringas y hasta juguetes.

Adicionalmente, combinado con polí­meros sintéticos se pueden obtener nuevos materiales mediante nanotecnologí­a para la industria automotriz u otras. Incluso, el guayule es visto como una alternativa para la producción de biocombustible.

Primeros pasos

Hace dos años la empresa GUAYSS comenzó el proyecto para reactivar el cultivo de guayule y la extracción de hule natural en el municipio de El Salvador, en Zacatecas y en una parte de Coahuila, por la importancia que este cultivo está cobrando en el mundo.

"Esto nos puede cambiar la economí­a del paí­s, el 60% de la tierra nacional tiene caracterí­sticas para poder crecer la planta e industrializar el producto, y además son tierras que hoy no se aprovechan y que representan la mayor pobreza del paí­s", asegura Salvador W. Mérigo López, director general de la empresa.

De acuerdo con el directivo, el hule es el cuarto producto natural que se consume a nivel mundial después del aire, agua y petróleo, entonces la demanda global que hay es enorme.

La microempresa mexicana, que ahora empieza a dar empleo en la localidad zacatecana, cuenta con tierras en propiedad, que en el mejor de los casos han estado 15 años sin utilizar.

En el mundo muchos paí­ses se han adelantado, pues en Estados Unidos han desarrollado diversas variedades de semillas; también en Italia, la Bridgestone tiene proyectos muy grandes; y en Toledo, España, la Nokian Tyres inició en 2017 un proyecto para probar 27 variedades de la planta.

"Bridgeston tiene una alianza con Versalis, que traen una inversión enorme de muchos millones de dólares; entonces, eso deberí­a ser un indicador para que muchas personas en México, no nada más yo, estuviéramos viendo la manera de impulsar esto porque es una buena oportunidad para reactivar muchas áreas que hoy por hoy no están siendo trabajadas", advierte Mérigo.

El cultivo de guayule en los campos de GUAYSS comenzó el año pasado, por lo que se espera que en año y medio más sea posible cosechar las plantas e iniciar la extracción.

Para la instalación de la planta de extracción, con tecnologí­a propia que está en proyecto, contarán con la asesorí­a de Katrina Cornish, investigadora de la Universidad de Ohio, que además es vicepresidenta de Tecnologí­a, socia de la empresa y es la cientí­fica más importante en el estudio del guayule a nivel internacional.

Salvador W. Mérigo explica que el proyecto incluye el desarrollo de una industria totalmente sustentable, desde la energí­a con la que se va a trabajar, el cultivo y cosecha de las plantas, hasta los procesos de transformación y extracción del hule, incluso, se busca que la planta se aproveche al 100% para que no hayan desperdicios.

"Ella, como yo, tiene mucha expectativa de que se desarrolle esto; no es lógico que esto esté en el cajón y además el desarrollo tiene que surgir de México, lo está haciendo Estados Unidos, pero la verdad lo fuerte tiene que ser en México, es el corazón de todo, no puede ser que otros paí­ses estén invirtiendo millones de dólares y nosotros sigamos sin hacer nada", comenta.

En su primera etapa, que abarca 600 hectáreas, GUAYSS extraerá látex para la fabricación de guantes, condones y catéteres, entre otros productos que requieren de esta materia prima hipoalergénica, por lo que la industria llantera no es su objetivo por ahora, sino que buscarán otro tipo de mercados y aplicaciones.

Hace pocos dí­as, la empresa firmó un convenio de confidencialidad con el CIQA a fin de iniciar con trabajos de investigación sobre el guayule, lo que ha despertado gran interés de inversionistas y autoridades del Banco de México y de los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA).

"Debido a la abundancia del guayule que existe en las regiones centro y norte de México, existe un gran potencial que ha llamado la atención de inversionistas e investigadores en el paí­s, quienes están dispuestos a apostar por la investigación y desarrollo tecnológico que reditúe en la generación de innovación y beneficios económicos a través del aprovechamiento de los productos del guayule como son la resina y hule", consideró el CIQA en el marco de la firma del convenio.

Pasado y presente

"Al despuntar el siglo XX, la naciente industria del guayule acarreó consigo un acelerado desarrollo técnico, agrí­cola, industrial y comercial", escribe la historiadora Guadalupe Villa Guerrero, en su artí­culo La industria guayulera y los conflictos interregionales de la elite norteña en México, sin embargo, este auge en el norte del paí­s desató una dura competencia por su control entre empresas nacionales y extranjeras, que culminó con el abandono de este cultivo.

La expansión de esta industria se dio entre 1903 y 1921, pero el periodo de mayor auge fue entre 1909 y 1911, y fue una época en la que recibió un gran apoyo del gobierno de Porfirio Dí­az, cuando el caucho fue el principal producto de exportación en esos años.

La región de La Laguna, entre Durango y Coahuila, fue la más importante en el cultivo de guayule y ahí­ se instalaron 16 empresas en su mayorí­a de capital extranjero para la extracción de caucho natural, cuya demanda crecí­a junto con la industria llantera de la época. Pero el cultivo también se extendió a Zacatecas, San Luis Potosí­, Nuevo León y Chihuahua.

La empresa Continental Mexican Rubber Company fue, a decir de la historiadora del Instituto Mora, la más importante compañí­a guayulera en ese entonces y era propiedad de John D. Rockefeller Jr., Daniel Guggenheim y Edward B. Aldrich; no obstante, al amparo del gobierno inició una competencia desleal para inhibir a sus competidores nacionales.

El auge del guayule, a decir de Guadalupe Villa, trajo a México la valorización de la tierra que antes se consideraba de 'bajo rendimiento' y se convirtió en una fuente de ingresos para diversos niveles, además de que en el norte del paí­s este auge coincidió con la crisis del campo y la minerí­a, de modo que la falta de lluvias durante el periodo de sequí­a no incidió en el cultivo de esta planta como sí­ ocurrió con el algodón o los productos alimenticios.

En su opinión, la explotación irracional de los cultivos, aunado al caos propiciado por la lucha armada durante la Revolución Mexicana, llevó a la desaparición de una industria que en otras condiciones habrí­a sido más próspera.

"Al inicio de la revolución, las disputas por la tierra terminaron, pero el caos agravó la sobreexplotación y el tráfico ilegal del guayule. El abuso y poco cuidado para su propagación casi terminarí­a por agotarlo en la segunda década del siglo XX", dice Villa, además la expropiación de las empresas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial resultó en el abandono del guayule, pues para entonces solo una compañí­a alemana continuaba con su explotación.

A la vuelta de los años, en condiciones distintas y con un plan muy bien estipulado, la microempresa GUAYSS está reactivando un cultivo que tiene un gran futuro por la demanda que hay a nivel mundial y porque México es el lugar nativo y natural para esta planta.

Una vez concluida la planta de extracción, la compañí­a generará 200 empleos nuevos que dependerán directamente de este cultivo, lo que sin duda pondrá en el mapa de la inversión y la economí­a, a uno de los municipios más pobres del paí­s.

"Queremos ser un ejemplo para la industria, que todo nuestro proceso sea sustentable, y le va a cambiar la vida a mucha gente. Los vamos a capacitar en principio en el manejo de campo porque es algo que no saben hacer", detalla Salvador W. Mérigo López, quien asegura que lo hace falta ahora es lograr un buen contrato con proveedores de esta materia prima y ya trabajan en eso.