FEMIA: urge desarrollar la cadena de valor en la industria aeroespacial

La alta precisión y estrictas normas de calidad exigidas por la industria aeroespacial son un reto para los fabricantes de la metalmecánica; sin embargo, el desarrollo del sector aún necesita de una gran cantidad de empresas en los niveles de proveedurí­a 1 y 2 que, sin duda, abren una oportunidad para la manufactura, incluyendo la de componentes metálicos.

El Producto Interno Bruto (PIB) de la industria aeroespacial en México alcanzó en 2015 MXP 17,375 millones, según datos del INEGI, que también  estima el cierre de 2016 en MXP 18,371 millones. Por ello, la fabricación de componentes para aviones se está convirtiendo en uno de los pilares de la manufactura en México.

Fue a principios del presente siglo que la manufactura de esta industria comenzó a ganar protagonismo y las diferentes regiones económicas e industriales del paí­s, principalmente en el centro, atrajeron una mayor cantidad de empresas para formar clústers de fabricación aeroespacial.

México está en ví­as de desarrollar las ventajas competitivas requeridas para convertirse en un hub de manufactura de componentes para la industria aeroespacial, estrategia basada en valores como la ubicación geográfica, la clusterización o creación de regiones productivas para el sector, la generación de mano de obra calificada y la calidad de la manufactura.

Luis Gerardo Lizcano, director General de la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA) —que agrupa a 90 miembros en 11 estados de la república, tanto productores de componentes de avión, como fabricantes de vehí­culos aéreos y proveedores de tecnologí­a y servicios para la industria— explica que la demanda de aeronaves en el mundo representa en sí­ misma una oportunidad importante para la manufactura. “La demanda de aviones está en aumento. La aviación comercial estará creciendo 5% anual promedio durante al menos los próximos 5 años y los productores de aeronaves en la actualidad tienen peticiones en firme (órdenes de producción) para los próximos 7 años”, explica Lizcano.

De hecho, desde 2010, esto ha impulsado un flujo constante de inversión extranjera directa (IED) superior a los USD 1,000 millones anuales. Actualmente, el sector ofrece empleo a más de 35,000 trabajadores, cifra que podrí­a alcanzar las 70,000 plazas en 2020, año en el que se estima que las exportaciones rebasen los 12,000 millones.

La FEMIA, establecida en noviembre de 2007, es una asociación civil que está enfocada en asegurar que el sector cumpla con estas expectativas y que ya agrupa a la mayor parte de las empresas de este nicho en México. Es un organismo reconocido por el Gobierno Federal y, por ende, trabaja en conjunto con instancias gubernamentales para asegurar que se desarrollen polí­ticas industriales que apoyen el desarrollo de la industria mexicana tanto dentro del paí­s como en el exterior.

Luis Lizcano considera que la FEMIA tiene un gran reto, “pues México necesita mantener el paso de la demanda, la cual es alta y se traduce en escenarios de optimismo, pero que exigirán a la industria nacional mantener el ritmo de producción”. Para lograrlo, el directivo considera que es fundamental centrar la atención en los factores de competitividad del paí­s como el desarrollo del capital humano, el desarrollo de la cadena de proveedurí­a, el apoyo a sectores industriales clave relacionados con la industria aeroespacial, la construcción de polí­ticas industriales y el fortalecimiento en general de la infraestructura.

El desarrollo de la cadena de valor

Lizcano hace alusión a empresa grandes como Safrán y GE, “dos de los Tier 1 más importantes en el paí­s, que son piezas fundamentales para ayudar a que la industria desarrolle su cadena de proveedores hacia abajo de la pirámide. Esas empresas dan a su vez trabajo a las empresas Tier 2 y 3, que son los que estarán cobrando importancia en los próximos años”. Tal como pasa en otros sectores, existe una gran oportunidad para el desarrollo de empresas en los niveles inferiores de la cadena de valor aeroespacial, advierte el directivo.

“La manufactura de partes para aeronaves requiere de alta calidad y de un nivel de tecnificación elevado, lo que resulta en una barrera de entrada importante. Por lo tanto, las empresas que ya pertenecen a la cadena de proveedurí­a o las que están contemplando hacerlo tienen que estar bien preparadas. Tienen que hacer la tarea”, advierte el director de la FEMIA. “Debemos apuntar a tener operaciones de mayor valor agregado en la manufactura. Ahora la distribución de las actividades en el sector de componentes para aviones es 80% manufactura, 10% mantenimiento y reparaciones (MRO) y 10% ingenierí­a y diseño”.

Capacitación

Otro de los factores de competitividad en el paí­s es la disponibilidad de recurso humano con posibilidades de participar en el sector, así­ como la elevada vocación hacia la ingenierí­a y técnica. “La producción de partes para aeronaves es menos repetible y requiere, por ejemplo, en el caso de la metalmecánica, de operadores de equipos CNC con habilidades para generar los programas con volúmenes mucho menores y con una muy alta calidad. El set de habilidades cambia. No es solo hacer el trabajo sino hacerlo con una certificación estricta”, explica Lizcano, quien hace hincapié en que estas son algunas de las caracterí­sticas principales que distinguen a la industria aeroespacial de otras, tales como la de producción de autopartes.

Lizcano también habló de organismos educativos, como la Universidad Aeronáutica de Querétaro (UNAQ) que están formando al personal capacitado que hoy se requiere. “Es evidente que la UNAQ es un proyecto muy exitoso de generación de recurso humano lo cual ha sido clave para el desarrollo de nuestra industria en aquel estado.” Esta Universidad, ubicada a un lado del aeropuerto internacional de la ciudad de Querétaro, actualmente ofrece ya carreras técnicas (como mantenimiento, manufactura y maquinados de precisión), ingenierí­a (manufactura, sistemas electrónicos y diseño mecánico) y maestrí­as (ingenierí­a aeroespacial y ciencias de la ingenierí­a aeroespacial).

Pero el tema de la capacitación, a decir de Lizcano, es generalizado en todo el paí­s. “Lo que nos dice el mapa de la industria aeroespacial es que hay concentraciones en ciertas regiones, el área de Querétaro es la de más crecimiento por ahora. Pero no es la única. Baja California se sigue desarrollando, siendo aún la de mayor tradición. Chihuahua y Sonora tienen una vocación metalmecánica importante y Monterrey, que atrae capital importante por su clusterización industrial. Pero en todas, el común denominador es que tienen proyectos educativos claros para el desarrollo de técnicos y profesionales de la industria”.

Según datos de 2015 de la FEMIA, Baja California es la entidad con más empresas establecidas del sector, con 79, le siguen Sonora con 53, Chihuahua con 40, Querétaro, ya con 39, y Nuevo León con 30. De ahí­ se pulveriza un poco en los estados de Jalisco y Estado de México (13 cada uno), Tamaulipas (12), Ciudad de México y Coahuila (7 cada uno), San Luis Potosí­ (5), Guanajuato (4), Yucatán (3), Puebla (2), Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Hidalgo y Oaxaca (1 cada uno).

El Director de la FEMIA ahonda también en las oportunidades que la industria de aeronáutica ofrece para sectores como el textil, inyección de plásticos, electrónica, manufactura en general y de producción metalmecánica. “Entre las áreas de mayor producción en el sector en México se encuentran el ensamble de componentes para aeroestructuras; ensambles y sub ensambles de sistemas para los motores; producción de arneses; fabricación de componentes para trenes de aterrizaje, y manufactura de interiores”, describe Lizcano, quien agrega que “en efecto, hay muchos sectores de la industria involucrados en la aviación. La manufactura de maquinados de precisión es una de ellas y sin duda se verá favorecida”.

El maquinado de piezas, que considera desde componentes de trenes de aterrizaje y de turbinas, entre otros, son manufacturados por empresas como American Steel, Avripo, Aviso, Cambrian, Decrane, Eckerle, Sumex, Maquinados programados, Pencom CSS, Hyrsa, Sego y Tecnum, como lo indica la FEMIA.

Polí­tica industrial

Otro de los temas centrales para la FEMIA es su colaboración para apoyar el desarrollo de polí­ticas industriales adecuadas. Existen diversos programas diseñados para que las empresas fabricantes de componentes aeroespaciales se desenvuelvan en un ecosistema adecuado para su crecimiento.

“Existen programas especí­ficos contemplados dentro del trazo del mapa de ruta de la industria aeroespacial en México”, comparte Lizcano. “Es el caso de ProAereo, un programa de planeación estratégica para definir las lí­neas de trabajo clave del sector. A través de este, se está haciendo un análisis estructural de la situación de la industria y nos permite definir el rumbo hacia el que deseamos enfocar nuestras baterí­as”.

Agregó que, en cuanto a temas de financiamiento, “se cuenta ya con el apoyo de Bancomext y algunas áreas dentro de la Secretarí­a de Economí­a, esto en miras de elevar la competitividad. Nuestra meta es lograr construir un sistema exitoso”.

Lizcano explica que “todo es parte de un proceso. Primero necesitamos dominar las diferentes tecnologí­as, ubicarnos a la vanguardia tecnológica. Hay empresas mexicanas que se dedican ya a hacer drones e incluso hay una empresa en el paí­s que acaba de construir un avión biplaza”. Comenta el directivo en referencia a la empresa Pirwi, que en conjunto con Horizontec, diseñó una aeronave de ala baja y tren de aterrizaje fijo que, como indican en su propia página de internet, cuenta con las siguientes caracterí­sticas: techo= 15000 pie; Velocidad de crucero= 230 Km/h; Velocidad máxima= 300 Km/h; potencia= Rotax912 de 100 hp, autonomí­a= 6 h, alcance= 1500 km, peso en vací­o= 330 kg. “Se está haciendo ingenierí­a en México, pero estamos en pañales”, advierte el directivo de FEMIA.

También en el renglón de la polí­tica industrial, un tema recurrente es si se podrá replicar el éxito de la industria automotriz y de autopartes en México. En este sentido, Lizcano considera que es posible seguir una ruta muy similar pero tal vez incluso más acelerada. “Recordemos que la industria automotriz mexicana tiene ya 70 años ensamblando unidades completas. En el caso de la aeroespacial, aunque esta industria se asentó en nuestro territorio desde la década de 1920 o 1930, cuando se fabricaban, entre otras cosas, hélices y algunos aviones ligeros; podemos decir que la industria actual es parte de una nueva ola que comenzó con el presente siglo, cuando algunos OEMs comenzaron a instalarse en el norte del paí­s. Será un proceso largo, aunque probablemente acelerado en comparación con otros sectores”.

Futuro

Como se mencionó anteriormente, la industria aeroespacial ha mantenido un crecimiento constante, de hecho, comenta el directivo, “vamos a cerrar fuerte este año, aproximadamente con un incremento de 9 o tal vez 10% con respecto al año pasado”.

No obstante, el entorno macroeconómico previsto para los próximos años podrí­a ser cambiante y hará que los industriales tomen ciertas precauciones. “Aunque en la actualidad hay mucha incertidumbre debido a lo que podrí­a suceder con el rumbo de la nueva administración en Estados Unidos, también es cierto es que por ahora es muy temprano para intervenir y tomar decisiones en polí­tica industrial o en programas sectoriales;sin embargo, lo que sí­ puedo decir es que, como sector aeroespacial, estamos preparándonos para analizar los escenarios posibles”, advierte Lizcano.

Aseguró que México ha demostrado que tiene la capacidad para entregar productos de calidad y especificaciones de la industria, además de competitividad. “No es solo un tema relacionado con el precio de la mano de obra. Tenemos que hacer que el factor competitividad y productividad se multipliquen”.

Continuó que, independientemente de las condiciones del paí­s o del mundo, “nosotros tenemos que hacer lo que nos toca, que es elevar nuestros niveles de competitividad, tecnologí­a, conocimiento, preparación para el desarrollo de habilidades, logí­stica e infraestructura y, en general, crear las condiciones para que todos los sectores involucrados en la industria automotriz puedan seguir creciendo”.

Lizcano dijo tener confianza en que la FEMIA encontrará la fórmula para mantener el desarrollo de la manufactura aeronáutica,pues cuentan con una estructura sólida y apoyo de los agremiados. “Hemos sido muy afortunados pues los Presidentes que han pasado por la Federación, incluyendo al actual, Carlos Robles, han sido muy ejecutivos y comprometidos con el desarrollo y la promoción del sector. Además, están respaldados por un Consejo Directivo muy proactivo. En mi caso, como Director de la Federación, me considero muy afortunado de trabajar con ellos”.