Citrulsa de México: innovación plástica con propósito sostenible

Con casi 40 años en la industria, Citrulsa de México se ha consolidado como un referente en soluciones plásticas innovadoras y responsables.

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Desde la inyección hasta la extrusión soplado, la empresa no solo lidera en calidad, sino que ha redefinido su modelo hacia la sostenibilidad, demostrando que la circularidad y el impacto social son compatibles con el crecimiento empresarial.

Fundada por la familia Moreno, Citrulsa de México inició operaciones con una sola máquina diseñada por el propio ingeniero Moreno, sin tener conocimiento previo. Hoy, la empresa cuenta con cerca de 500 colaboradores, más de 50 máquinas entre procesos de inyección y soplado, operando 24 horas al día para producir alrededor de 124 millones de piezas al año. Scarlett Rangel, gerente de sustentabilidad, habló con Tecnología del Plástico sobre la evolución que ha tenido la empresa, hacia la economía circular, sus compromisos con la responsabilidad social y los desafíos y proyectos que se vienen.  

La empresa atiende a clientes en sectores clave como el cosmético, farmacéutico y automotriz, entre los que se encuentran marcas como Kimberly-Clark, Henkel, Unilever, Avon y Genomma Lab, entre otras. Además, cuenta con dos plantas de producción: una en la Ciudad de México y otra in-house en San Cayetano, optimizando recursos de transporte y empaque.

Sostenibilidad: redefiniendo el plástico como material noble

En una época donde el plástico ha ganado protagonismo, y en muchos casos se ha venido estigmatizando, Citrulsa ha demostrado que su impacto depende de cómo se gestione. Desde 2019, la empresa implementó cambios en su misión y valores, apostando por soluciones sostenibles. Ejemplos de esta transición incluyen la incorporación de material reciclado posconsumo, alcanzando composiciones como 30% reciclado y 70% virgen en polietileno, o incluso 100% reciclado en algunos casos de polipropileno.

“Nos hemos enfrentado al desafío de educar a clientes y consumidores sobre la importancia del ecodiseño”, comenta Rangel. Esto ha implicado modificaciones como la eliminación de colores en ciertos envases para aumentar su reciclabilidad. Un ejemplo emblemático es el rediseño de una botella de Vanart, que ahora utiliza un molde adaptado y sin color, logrando un impacto ambiental positivo sin comprometer la estética ni la funcionalidad.

Sin embargo, Rangel explica que esto no fue sencillo. “Tuvimos que realizar reuniones durante mucho tiempo hasta que logramos convencer al cliente”, agregó. Además, “modificamos el molde porque, al quitarle el color, el nivel de llenado daba la impresión de que había menos producto, lo que podría preocupar al consumidor. Fue necesario ajustar el molde para que el líquido, al ser visible, diera la sensación correcta de llenado. Este cambio fue un logro para nosotros porque se trataba de una marca muy arraigada, y aunque costó trabajo convencer al cliente, logramos trabajar en conjunto para implementar esta mejora sostenible”.

De acuerdo con Rangel, el consumidor está cambiando y ahora busca algo más que solo estética en los productos: quiere ver un sello de sostenibilidad. Este cambio ha impulsado a la empresa a implementar innovaciones en ecodiseño que combinan estética y funcionalidad. “Afortunadamente, el reciclado ha avanzado mucho; ya no se limita a colores oscuros como negro o verde, ahora podemos trabajar incluso con blancos. Por ejemplo, la polverita de Pons de Unilever está hecha de polipropileno reciclado postconsumo al 100%, combinando estética y sustentabilidad”, agrega.

Sin embargo, no solo los consumidores están demandando cambios. Las legislaciones también están jugando un papel fundamental en empujar a las empresas hacia un futuro más sostenible. “Existen acuerdos y leyes aprobadas que, aunque todavía están en proceso de aplicación, ya están marcando el camino. A veces, lo que hacemos es mostrar a los clientes cómo estas normativas pueden impactar en su negocio si no se adaptan a tiempo. Por ejemplo, si no empiezan a incorporar materiales reciclados ahora, en dos o tres años podría ser más complicado cumplir con las regulaciones y conseguir los insumos necesarios”, indica Rangel.

El compromiso de Citrulsa con el ecodiseño no se queda en palabras; la empresa ha trabajado arduamente en desarrollar portafolios personalizados para sus clientes que les permitan transitar hacia productos más responsables. “Empezamos revisando los productos que comercializamos y evaluamos si son reciclables o diseñados para serlo. Esto incluye propuestas como disminuir el peso del envase, quitar el color, incorporar mangas reciclables o cambiar materiales”, detalla Rangel. Sin embargo, aclara que este proceso no es inmediato: “El cambio de material, por ejemplo, es más complicado porque implica cumplir con diferentes pruebas de estabilidad, pero poco a poco estamos logrando avanzar”.

Uno de los pilares de esta transformación ha sido la alianza con Braskem Idesa, establecida en 2020. “Comenzamos con una proporción estándar de 30% reciclado y 70% virgen en nuestros productos de polietileno. Sin embargo, hay clientes como Kimberly-Clark que nos piden composiciones más altas, como 50/50, o incluso 100% reciclado. Esto depende del tipo de producto y de las metas de sustentabilidad que cada cliente tiene”, menciona Rangel. En el caso del polipropileno, también trabajan con materiales 100% reciclados posconsumo, gracias a colaboraciones con otros proveedores. “Aunque estos materiales tienen un costo más elevado, trabajamos en conjunto con nuestros clientes para minimizar el impacto económico sin comprometer la sostenibilidad”, añade.

Para convencer a sus socios de implementar cambios, Citrulsa ha adoptado un enfoque estratégico y colaborativo. Rangel enfatiza que hay clientes que necesitan ver datos concretos, como el impacto futuro en costos o en la disponibilidad de materiales si no hacen cambios. Otros responden mejor a las metas de sustentabilidad globales de su empresa. También les muestran estudios y tendencias de mercado que evidencian que los consumidores ya están buscando productos con valores sostenibles.

Además, la compañía destaca que es posible mantener la estética del producto mientras se incorpora material reciclado. “Ahora puedes ofrecer algo que se vea atractivo en el anaquel, que mantenga la fidelidad del consumidor y que a la vez sea sostenible. Esto nos permite reforzar nuestra relación con las marcas y contribuir con el cambio que tanto necesita la industria”, concluye Rangel.

La empresa también le está apostando a trabajar con materiales de última generación como Tritan Renew de Eastman, un polímero reciclado molecularmente que ya exportan a Canadá para la fabricación de productos como vasos y charolas.

Trazabilidad en la cadena de reciclaje

Un aspecto clave de la estrategia sostenible de Citrulsa es la trazabilidad en su cadena de reciclado, asegurando que los materiales que utilizan realmente cumplen con los estándares de postconsumo. “Nuestros proveedores tienen redes de acopio bien establecidas. Por ejemplo, Braskem trabaja con Alcamare, su reciclador, quien gestiona toda la red de recolección y el proceso previo antes de que nosotros solicitemos el material”, añade. “En el caso del polipropileno, seguimos un modelo similar con proveedores como IDRG, que garantizan que el material reciclado pase por las etapas necesarias antes de llegar a nosotros”.

Además, Citrulsa trabaja estrechamente con sus clientes que exigen mayor visibilidad en el origen de los materiales. “Es importante comentar que hay clientes que dicen: ‘yo necesito la trazabilidad’. En estos casos, compartimos abiertamente los datos de nuestros proveedores y ellos mismos realizan estudios detallados para demostrar que el material es efectivamente reciclado postconsumo”, menciona Rangel. Este nivel de transparencia no solo fortalece la confianza con sus socios comerciales, sino que también resalta el compromiso de Citrulsa con una economía circular sólida.

La trazabilidad incluye un análisis del ciclo de vida del material, permitiendo a los clientes conocer el impacto ambiental de sus decisiones. “Este tipo de estudios ayuda a los dueños de marca a entender que lo que están haciendo no solo es positivo para el medio ambiente, sino también para la percepción de su marca. La cadena de reciclaje bien gestionada es clave para que el plástico siga siendo un material sostenible y valioso”, concluye Rangel.

Nuevas tecnologías: una evolución a la medida

Citrulsa cuenta actualmente con 27 máquinas de inyección y 23 de extrusión soplado, recientemente ampliadas con tres equipos diseñados específicamente para producir envases de 5, 7 y 10 litros. Estas nuevas máquinas, adquiridas a Work River, fueron desarrolladas a la medida de las necesidades de la empresa y representan un avance significativo en su capacidad de producción. “El proveedor evaluó nuestras limitaciones previas y diseñó un equipo que se ajustara perfectamente a los retos que enfrentamos, creando un verdadero traje a la medida”, comenta Rangel.

La mayoría de las máquinas de inyección y soplado en Citrulsa provienen de Haitian México, un proveedor que ofrece tecnología confiable y eficiente. “Cuando adquirimos maquinaria, lo hacemos con un propósito específico: atender una necesidad del mercado o solucionar un desafío técnico. Esto nos permite optimizar recursos y mantenernos competitivos”, explica Rangel.

Sin embargo, la transición hacia una mayor automatización no ha sido fácil. “Citrulsa siempre ha sido una empresa de personas. Aunque sabemos que la automatización es el futuro, valoramos enormemente las manos mexicanas que hacen un trabajo casi artesanal. Esta dualidad nos plantea retos, pero también nos diferencia como una compañía que busca equilibrar tecnología e identidad”, reflexiona Rangel.

Ángel Ignacio Flórez, jefe de inyección y colaborador desde el inicio de la empresa, es un ejemplo vivo de la evolución de Citrulsa. “Cuando llegué aquí, solo había una pequeña máquina, la primera que el ingeniero Moreno construyó. Esa máquina, que todavía está en la entrada como un símbolo de nuestros inicios, era todo lo que teníamos en ese momento”, recuerda Flórez, quien comenzó como operador de máquina. Hoy, después de casi 40 años, lidera el área de inyección. “La tecnología nos ha permitido mejorar la calidad y eficiencia. Hemos pasado de procesos rudimentarios a un nivel altamente automatizado”, explica.

El crecimiento de Citrulsa no solo se refleja en su tecnología, sino también en su capacidad de producción. El área de inyección, a cargo de Flórez, se especializa en productos para el sector cosmético, como tapas y envases, además de artículos para el hogar. “El desafío principal es cumplir con la producción programada semanalmente. Esto implica coordinar materiales, personal y talleres para resolver cualquier problema técnico que surja, ya sea con los moldes o las máquinas”, comenta. Flórez dirige un equipo compuesto por 10 personas en el taller y 12 en mantenimiento, quienes se encargan de realizar mantenimiento preventivo y correctivo según sea necesario.

“La evolución tecnológica en estos años ha sido impresionante. La innovación en las máquinas ha transformado completamente nuestra capacidad de producción. Ahora podemos ofrecer mejor calidad y mejores productos, algo que no habría sido posible en los primeros días con esa única máquina”, añade Flórez.

Gustavo Martínez, jefe del área de soplado en Citrulsa, lidera una de las áreas más dinámicas de la empresa. “Nuestro trabajo se centra en la fabricación de botellas y envases huecos mediante el proceso de extrusión soplo, principalmente para las industrias farmacéutica y automotriz”, explica Martínez, quien lleva un año y medio en el cargo. Este proceso, como detalla, implica extruir un parison —conocido coloquialmente como "churro"— y mediante enfriamiento y soplado, dar forma a los envases. En cada ciclo, que dura alrededor de 20 segundos y abarca cuatro cavidades, se produce una cantidad significativa de producto con una calidad que caracteriza a Citrulsa.

La capacidad de producción del área es notable. “Aproximadamente, producimos entre 17,000 y 18,000 piezas al día en esta máquina, principalmente botellas diseñadas para aplicaciones específicas, como envases de talco para la industria farmacéutica”, comenta Martínez.

El camino no está exento de retos. Martínez resalta que la prioridad es mantener la calidad que los clientes exigen sin comprometer los tiempos de entrega. “Nuestros productos deben cumplir con altos estándares de calidad y, al mismo tiempo, ser entregados puntualmente. Es un equilibrio que debemos manejar con precisión”, menciona.

Los desafíos técnicos del día a día suelen involucrar detalles relacionados con los moldes o las máquinas. “A veces tenemos problemas técnicos, como fallas en el molde o en la máquina, pero hemos desarrollado procesos sólidos para solucionarlos rápidamente y minimizar cualquier impacto en la producción”, explica Martínez. Además, su equipo de trabajo, que combina experiencia y capacitación constante, es clave para garantizar la continuidad operativa.

Alejandro Zavala Cabrera, con un año y medio al frente del departamento de calidad de Citrulsa, tiene la misión de garantizar que cada etapa de la producción cumpla con los más altos estándares. “Nuestra labor va más allá de verificar; buscamos crear una verdadera cultura de calidad en toda la planta, para que esta se viva desde las máquinas hasta el producto final”, comenta Zavala. Su equipo incluye inspectores y tres coordinadores especializados en rechazos externos, internos, y en recibo y empaque, todos trabajando en sinergia para asegurar la excelencia.

El proceso de calidad comienza antes de iniciar la producción. “Seguimos un documento que llamamos Plan de Calidad, que define los pasos necesarios para garantizar la calidad en cada etapa. Antes del arranque de una línea, analizamos y muestreamos los productos para asegurarnos de que cumplen con todos los atributos necesarios. Solo cuando mis inspectores firman la primera botella damos luz verde a la producción”, explica Zavala. Durante la fabricación, se realizan auditorías constantes, con al menos cuatro monitoreos por turno, para garantizar que los estándares se mantengan.

Responsabilidad social: Más allá del negocio

En Citrulsa, la sostenibilidad no se limita únicamente a los productos que fabrican. La empresa decidió ir un paso más allá y creó el Organismo de Corresponsabilidad Ambiental en México (ONAM). “Nos dimos cuenta de que, como transformadores, no solo podíamos hacer un cambio interno, sino que teníamos la responsabilidad de ir más allá, involucrando al gobierno, instituciones y otros actores de la industria”, explica Rangel, quien es vocera del organismo. ONAM tiene como objetivo aplicar la circularidad de los residuos plásticos mediante la educación, la gestión de conocimientos y la implementación de acciones concretas que impacten positivamente en el entorno.

Un ejemplo del impacto de ONAM fue la respuesta de Citrulsa ante el huracán en Acapulco. “Recolectamos 10 toneladas de plástico que se transformaron en cubetas, vasos y platos. Estos productos fueron intercambiados por despensas para apoyar a las familias afectadas. Además, al notar que los niños preguntaban ‘¿y a mí qué me van a dar?’, decidimos fabricar juguetes con material reciclado”, cuenta Rangel. La iniciativa incluyó 2,500 kits con loncheras y bolas de boliche, moldeadas con equipos prestados por proveedores y contribuciones de clientes. “Fue muy emotivo ver cómo una simple merma de plástico de una exposición puede convertirse en esperanza para muchas familias”, añade.

ONAM también ha permitido que Citrulsa adopte un enfoque socioambiental en sus acciones. “Antes solo nos enfocábamos en el impacto ambiental, pero ahora buscamos combinarlo con un impacto social. Nos dimos cuenta de que la frase ‘la basura de unos es el tesoro de otros’ es una realidad, y queremos transformar los residuos en oportunidades”, explica Rangel. Este enfoque no solo beneficia al medio ambiente, sino que también fomenta valores en la comunidad, como ocurrió con los niños que recibieron los juguetes reciclados. “Queremos sembrar en ellos esa semillita de esperanza y motivarlos a contribuir al cambio en el futuro”, agrega.

La filosofía de Citrulsa también incluye optimizar recursos a través de soluciones logísticas sostenibles. Un ejemplo de ello es su planta in-house con Genomma Lab, que les permite reducir costos de transporte y empaque al operar directamente en las instalaciones del cliente. “El ahorro en recursos como fletes y embalajes no solo beneficia al negocio, sino que también reduce nuestra huella ambiental”, señala Rangel.

Con ONAM como eje, Citrulsa busca seguir desarrollando iniciativas que integren educación, sostenibilidad y acción social. “La industria tiene el poder de transformar no solo productos, sino también vidas. Nuestra meta es seguir construyendo este tipo de proyectos que demuestren que, con voluntad y colaboración, se puede generar un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en la sociedad”, concluye Rangel.

Talento humano: el motor de Citrulsa

En Citrulsa, las personas están en el centro de todo. “El primer colaborador de la empresa está por cumplir 40 años con nosotros, y sigue aquí. Eso habla de un crecimiento no solo empresarial, sino también personal”, señala Rangel. En la compañía, es común que los empleados ingresen como operadores y, con el tiempo, se conviertan en supervisores o gerentes de área. “Consideramos que el talento y las ganas son lo primero. Si alguien quiere, puede, y nuestro trabajo es ayudarlos a alcanzar su potencial, capacitándolos y dándoles las herramientas necesarias”, añade Rangel. Este enfoque ha permitido a Citrulsa construir equipos técnicos de gran experiencia, algo fundamental en una industria donde escasean perfiles especializados, especialmente en áreas como extrusión soplado.

El compromiso con la formación es clave, particularmente en un momento en que la automatización y la tecnología están transformando la industria. “Estamos adquiriendo maquinaria avanzada, y eso implica una curva de aprendizaje para nuestros colaboradores. Sin embargo, creemos que ellos crecen con nosotros, y hemos implementado capacitaciones continuas para que puedan dominar las nuevas tecnologías”, explica Rangel.

Además, Citrulsa fomenta la equidad de género, siendo una de las pocas empresas de la industria del plástico donde el 80% del personal son mujeres, muchas de ellas en posiciones de liderazgo. Un ejemplo claro de este compromiso es Maribel Rosas, quien lleva 32 años trabajando en la empresa. “Yo empecé como ayudante general, en cualquier máquina operativa, y poco a poco fui escalando. Aquí me dieron la oportunidad de ascender hasta llegar a ser jefa de departamento”, comenta Rosas. Recuerda cómo, al principio, los departamentos no existían, pero fueron estructurándose a medida que la empresa crecía y se adaptaba a las necesidades de sus clientes.

A lo largo de su carrera, Rosas ha sido testigo del crecimiento de Citrulsa y la evolución de productos icónicos. “Hemos desarrollado muchos procesos y procedimientos con diversos clientes. Por ejemplo, las polveras de Genomma Lab, como la de Asepxia y Cicatricure, que han cambiado varias veces de presentación en el mercado”, señala. Maribel también recuerda con orgullo los inicios con clientes como Ponds de México, hoy Unilever, quienes confiaron en Citrulsa para la producción de la línea Angel Face. “Desde entonces, hemos crecido mucho. Hoy, en el departamento de ensambles, trabajamos con alrededor de 50 productos activos, realizando procesos como ensamblaje, impresión y embolsado”, agrega.

Jasmin Rodríguez, del área de diseño y desarrollo de Citrulsa, juega un papel clave en la creación de nuevos proyectos, desde su concepción hasta su implementación. “Me encargo de los proyectos nuevos desde que inician hasta que se ponen en marcha. Nos ocupamos de toda la ingeniería, el diseño de los moldes y, en algunos casos, del empaque”, explica Rodríguez, quien lidera el proceso de convertir las ideas de los clientes en realidades tangibles.

Su trabajo comienza plasmando las ideas del cliente para luego materializarlas. “Parte fundamental de lo que hacemos aquí es desarrollar la idea, darle forma y llevarla a lo físico”, comenta. Este enfoque requiere una colaboración constante con diversas áreas de la empresa, lo que asegura que el diseño no solo cumpla con las expectativas estéticas, sino también con los requisitos técnicos de fabricación.

Entre los principales desafíos de su área se encuentra garantizar que los diseños sean viables para la producción industrial. “Abordamos temas como desmoldeo, ángulos de salida y condiciones específicas de las máquinas para que el producto pueda fabricarse sin problemas. Involucramos a varias áreas para resolver estos retos y lograr que el proyecto se lleve a cabo”, señala Rodríguez.

Un futuro de retos compartidos

A lo largo de sus casi 40 años, la compañía ha evolucionado desde una pequeña operación con una sola máquina hasta convertirse en un referente del sector, con procesos avanzados de inyección y extrusión soplado que producen millones de piezas al año para industrias clave como la farmacéutica, cosmética y automotriz.

El liderazgo de Citrulsa se refleja en sus pilares fundamentales: la tecnología, que sigue marcando el ritmo de su crecimiento; su compromiso con la sostenibilidad, plasmado en iniciativas como ONAM y la incorporación de materiales reciclados en sus productos; y, sobre todo, en su enfoque en las personas. Historias como las de Ángel Ignacio Flórez, Gustavo Martínez, Alejandro Zavala y Maribel Rosas ilustran cómo el talento humano ha sido el motor detrás del éxito de la empresa, consolidando una cultura de calidad, colaboración y crecimiento personal.

Citrulsa también ha demostrado ser una empresa con propósito, capaz de extender su impacto más allá del negocio. Desde programas de reciclaje y trazabilidad que fomentan la economía circular, hasta iniciativas socioambientales como la fabricación de productos con materiales reciclados para apoyar a comunidades afectadas, la compañía está creando un modelo de industria responsable y consciente.

Con miras al futuro, Citrulsa continúa apostando por la mejora continua, la automatización y la diversificación de sus productos, sin perder de vista su esencia: ser una empresa construida sobre el esfuerzo colectivo, la innovación y el deseo de dejar un mundo mejor. Como lo expresa Scarlett Rangel, gerente de sustentabilidad, “sabemos que no podemos transformar la industria solos, pero trabajando juntos con clientes, proveedores y colaboradores, podemos lograr un cambio significativo. Eso es lo que nos mueve”.