Bioplásticos: una alternativa sostenible al plástico convencional
Bioplásticos: una alternativa sostenible al plástico convencional
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Richard Tegoni, SEO de Cardia Bioplastics, comparte insights clave para entender la transición hacia un futuro sostenible con bioplásticos.
La persistencia de los plásticos convencionales en el medio ambiente, su lenta degradación y la generación de microplásticos han alcanzado niveles críticos de contaminación. Ante esta realidad, la sociedad global reconoce cada vez más la necesidad imperante de adoptar medidas sostenibles. Dentro de este marco, los bioplásticos o plásticos compostables se perfilan como una alternativa esperanzadora, capaces de completar el ciclo de vida de los productos de una manera que se alinea con el cuidado del medio ambiente. En una entrevista con Richard Tegoni, SEO de Cardia Bioplastics, este comparte su visión y los esfuerzos de su empresa por liderar la transición hacia un futuro más verde a través de la innovación en bioplásticos.
Utilizando almidón de maíz como ingrediente clave, Cardia Bioplastics fabrica bioplásticos que no solo sustituyen al plástico sino que también promueven la “desviación de residuos orgánicos” del vertedero, contribuyendo así a la regeneración del suelo y apoyando la agricultura. Fuera de la gran ingeniería que supone este desarrollo, Cardia tiene como objetivo incentivar el uso de bioplásticos entendiéndolos como una solución integral que se alinea con los principios de la economía circular.
“Cuantos más productos compostables hagamos, más gente entenderá los beneficios del compostaje y de este tipo de productos, y será más probable que veamos flujos de residuos desarrollados para tratar los residuos compostables”, menciona Richard Tegoni.
¿Por qué apostar por los bioplásticos?
La transición hacia prácticas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente requiere de materiales que respondan a la demanda de consumo actual, pero también a las problemáticas asociadas al plástico convencional: residuos persistentes, mala gestión de residuos, poca reciclabilidad, etc. La perspectiva desde Cardia Bioplastics considera a los bioplásticos como un reemplazo casi total de los plásticos convencionales para mermar las problemáticas más gruesas del plástico actual, ¿cuáles son sus ventajas?
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Merman los residuos persistentes y microplásticos
Los bioplásticos son completamente compostables, lo que significa que pueden descomponerse en condiciones adecuadas sin dejar residuos nocivos. Además, tras su uso, pueden convertirse en abono, cerrando el ciclo de vida del producto de manera ecológica. Esto se traduce en la erradicación de residuos persistentes en el ambiente y, a su vez, aborda los desafíos de la contaminación por microplásticos.
Al ser una alternativa biodegradable, se reduce significativamente la liberación de microplásticos en el ambiente, mitigando su impacto en los ecosistemas y la salud humana. Este enfoque preventivo es fundamental para combatir una de las problemáticas ambientales más acuciantes de nuestra era.
De hecho, Richard Tegoni resalta que: “Hay muchos informes científicos que dicen que los alimentos que consumimos contienen microplásticos. Hay microplásticos en nuestras nubes y lluvia, y la persona promedio come plástico como una tarjeta de crédito cada semana o mes. Creo que lo que vamos a ver es un cambio hacia los bioplásticos, no solo por cuestiones medioambientales, sino también por cuestiones de salud”.
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Reducen la emisión de gases de efecto invernadero
Ahora bien, en términos de la gestión ineficiente de residuos orgánicos, vemos que el mayor punto de inflexión es la errónea y, en algunos casos, inexistente separación de los residuos, terminando estos en vertederos sin ser aprovechados y, por el contrario, aumentando la emisión de gases de efecto invernadero.
Es respuesta a ello, Cardia Bioplastics propone alternativas como bolsas compostables para residuos, que facilitan la separación y el compostaje de desechos orgánicos. "Sabemos por nuestros clientes de todo el mundo que las bolsas compostables incentivan la separación de un 25 % más de alimentos para compostaje", señala Tegoni, destacando el impacto positivo en la reducción de residuos y la promoción de prácticas sostenibles en los hogares.
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No dependen de fuentes fósiles
La producción de bioplásticos a partir de materiales renovables, como el almidón de maíz, la caña de azúcar, o celulosa, reduce la dependencia de fuentes fósiles, disminuyendo la huella de carbono asociada a su fabricación. Este cambio hacia materias primas renovables es crucial para avanzar hacia sistemas de producción más verdes y sostenibles, y mitigar el impacto con los recursos limitados.
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Tienen gran potencial para diversas aplicaciones
Los bioplásticos tienen un amplio rango de aplicaciones, desde empaques hasta productos de uso diario y aplicaciones industriales, ofreciendo así una alternativa sostenible en sectores donde los plásticos convencionales son predominantes.
“Aunque todos los plásticos pueden sustituirse en última instancia por una alternativa compostable, según nuestro balance del mercado, se ve que los bioplásticos de Cardia están más dirigidos a los empaques flexibles”, afirma Tegoni. ¿Por qué? Porque son los plásticos más difíciles de reciclar, se trata de productos que tienen más probabilidades de contaminar el medio ambiente, los océanos y demás, y serán muy difíciles de extraer.
Claramente, la intención es sustituir los plásticos más siniestros, aquellos que más daño causan, por ende, los desarrollos e investigaciones están más avanzados en este tipo de aplicaciones (empaques flexibles), justamente para asegurarse de que nada vaya al vertedero a menos que sea algo que no pueda reciclarse, reproducirse o reutilizarse.
Si, por su parte, se incluyeran sectores como el automotriz y el aeroespacial, es evidente que las características de los bioplásticos tendrían que modificarse, se requeriría, por ejemplo, de tiempos de compostaje más amplios para neumáticos. Sin embargo, la viabilidad es lo suficientemente alta como para no descartar su uso y aplicación en este tipo de industrias.
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No requieren de tecnología nueva y avanzada
La adaptabilidad de los bioplásticos a las tecnologías de producción existentes es otra ventaja significativa. La posibilidad de utilizar la misma maquinaria que para plásticos convencionales, con ajustes menores, facilita la transición hacia bioplásticos, reduciendo barreras técnicas y económicas para su adopción.
En el caso de Cardia Bioplastics, Richard Tegoni asegura que “La tecnología de resina de Cardia utiliza la misma maquinaria de conversión que los fabricantes de plásticos actuales, de modo que es algo que puede entrar en un convertidor y esa misma máquina puede producir una alternativa compostable al polietileno o a la película plástica tradicional”.
El panorama latinoamericano, ¿es factible la transición a bioplásticos en países no desarrollados?
La implementación de sistemas de compostaje en países en desarrollo presenta desafíos, principalmente relacionados con la infraestructura y la inversión inicial. Sin embargo, comparado con el costo ambiental y económico de gestionar la contaminación por plásticos convencionales, el desarrollo de infraestructuras de compostaje es una inversión rentable a largo plazo, menciona Tegoni.
Además, la adopción de bioplásticos en estos contextos puede ser facilitada por políticas públicas y programas de educación que promuevan prácticas de compostaje y gestión sostenible de residuos. La experiencia de Cardia Bioplastics sugiere que, con el apoyo adecuado, es posible implementar soluciones de compostaje que beneficien tanto al medio ambiente como a las comunidades locales.
Y allí, Tegoni resalta un punto clave en la hoja de ruta para la adopción de los bioplásticos como una alternativa real en cualquier parte del mundo: “Será necesario un enfoque integrado que involucre a múltiples actores, incluidos consumidores, empresas, y gobiernos”. Está claro que se requiere de la implementación de políticas que promuevan las buenas prácticas, pero todo ello dependerá de un cambio de perspectiva en el comportamiento humano.
Finalmente, “lo único que diría es que desde nuestra experiencia vemos que, cuando se trata de reguladores y gobiernos, tienden a resolver el problema del desperdicio de alimentos de manera muy separada del problema del reciclaje o del plástico. Pero lo que me gustaría ver es que los reguladores comiencen a considerar el problema del desperdicio de alimentos y el problema del plástico como un solo problema en lugar de problemas separados”, concluye Richard Tegoni.
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