Bioplástico producido a partir de CO2

Una nueva apuesta por generar PHA a partir de CO2 va orientada a utilizar una materia prima alternativa y a eliminar la generación de bioplásticos.

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La empresa finlandesa Fortum Recycling & Waste presenta INGA, un plástico biodegradable obtenido a partir de CO2. El material captura el valor de las emisiones de CO2 para crear una materia prima que está libre de gases de efecto invernadero.

Inga es un PHA (polihidroxialcanoato), y puede biodegradarse (bajo condiciones específicas). Las propiedades mecánicas pueden modificarse de diferentes maneras, con lo cual se convierten en materiales muy versátiles.

Tony Rehn, líder del equipo de desarrollo de Inga, afirma que “es tiempo de repensar la producción de plásticos y de independizarnos de las fuentes fósiles. Se requiere cada vez más plástico sostenible de alta calidad que pueda utilizarse en varias aplicaciones”. De acuerdo con Rehn, este material puede biodegradarse íntegramente sin dejar microplásticos.

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Los plásticos Inga pueden ajustarse a diferentes perfiles de propiedades. La rigidez y durabilidad los hacen aptos para aplicaciones electrónicas, juguetes y empaques cosméticos. Gracias a sus excelentes propiedades de barrera al oxígeno y al vapor de agua, además de una baja transmisibilidad de oxígeno y alta resistencia a las grasas, proveen una solución segura y sostenible para aplicaciones de empaque.

Cerrando el ciclo de carbono

Se espera que la demanda mundial de plásticos se triplique de aquí a 2050, mientras que el reciclaje de plásticos aumenta a un ritmo lento. Algunos plásticos no se pueden reciclar mecánicamente para obtener un nuevo material. La producción de plásticos de origen biológico está limitada por la disponibilidad de materias primas como la madera, la remolacha azucarera, la caña de azúcar y los aceites vegetales.

“Queremos promover la circulación de materiales de forma integral. Creemos que INGA abrirá el camino a una categoría completamente nueva de plásticos responsables, aunque todavía se necesitan el reciclaje mecánico de plásticos y soluciones de origen biológico”, aclara Rehn.

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INGA se puede reciclar como muchos otros plásticos, cerrando el ciclo del carbono. Una ventaja adicional del plástico biodegradable es que se descompone y no deja microplásticos dañinos en el medio ambiente. Se espera que la producción industrial comience a finales de la década.